Las claves para dejar atrás una relación tóxica

“Saber detectar lo que no va bien es el primer paso para que puedas salir de una relación tóxica”

Relaciones tóxicas

Cuando te encuentras inmerso en una relación tóxica, estás dañando tu autoestima y tu felicidad de forma constante y continuada. Y en muchas ocasiones, sin ser del todo consciente.

¿Qué es una relación tóxica?

Principalmente, cuando la vida en común en tu relación no te aporta cosas positivas ni tampoco te permite crecer, sino que influye en ti negativamente. Cuando esto sucede, pasa a ser una relación dañina hasta el punto de que puede llegar a ser tóxica para ti.

Este tipo de relaciones tienen como característica principal que ambas partes son incapaces de evitar hacerse daño mutuamente en el día a día. Asociamos el concepto de relación tóxica a una relación de pareja, pero lo cierto es que puede tratarse de una amistad, de un compañero de trabajo, o incluso de una relación familiar.

Las señales que te alertan de que estás en una relación tóxica suelen ser indirectas y subjetivas. Por ello, resulta difícil y costoso alejarse de la relación antes de que sea demasiado tarde y te encuentres más implicado a nivel emocional.

Los síntomas

Cuando experimentas un malestar difuso e indescriptible o cuando el comportamiento de la otra persona cambia con frecuencia y sin ningún estímulo desencadenante. Es importante que te cuestiones y analices lo que pasa en tu relación. Sé que no es una tarea sencilla, porque la sociedad en la que vivimos es frenética y no invita a darte cuenta de estas emociones y observar realmente lo que te sucede. A pesar de ello, te animo a que intentes parar y dedicar tiempo a escucharte y valorar con tranquilidad cómo deseas actuar.

Si alguna persona cercana a ti te hace sentir mal, no te encuentras a gusto y te sientes, en cierto modo, juzgado, infravalorado o manipulado es porque te encuentras compartiendo tu vida con una persona que es tóxica para ti. En definitiva: si no puedes ser tú mismo, denota que algo en esa relación no está funcionando como debería.

Si se trata de una relación de pareja, ¿sabes qué es lo más bonito? que le gustes a él o ella de forma incondicional y que te acepte tal y como eres.

Probablemente ahora estás pensando: “claro, la relación perfecta…” y no, ¡no me refiero a eso! La perfección no existe y menos mal. Sería monótona y no podríamos aprender cosas nuevas. Lo que quiero decir es que tanto en el amor, como en la amistad y la familia, toda relación sana se basa en el respeto y es primordial que la persona que está a tu lado disfrute de ti y de tu compañía, y te sientas especial al compartir tiempo y experiencias juntos.

Las claves para acabar con una relación tóxica

Características de las relaciones tóxicas:

Las relaciones tóxicas son incapaces de lograr un trato igualitario y recíproco entre sus miembros. Es decir, no se da y se recibe a partes iguales. Cabe destacar que esto es una de las primeras premisas para establecer relaciones estables y sanas. Cualquier tipo de relación que desee prosperar en el tiempo, tiene entre sus objetivos principales pensar en el otro y no solo en uno mismo.

Una persona “se aprovecha” de la otra en el momento en el que solo uno de los dos obtiene un beneficio. Por ejemplo, si tu pareja actúa únicamente por su propio interés, significa que no hay un trabajo en equipo por lo que no es posible desarrollarse en conjunto de forma plena y feliz.

La motivación principal de una persona tóxica es la necesidad de tener el control total y el poder de dominar en la relación. Esta persona va a intentar que la otra parte tenga muy poca toma de decisión y escasa iniciativa para actuar. Muchas veces y aunque parezca todo lo contrario, estas personas tienen una muy baja autoestima y falta de confianza en sí mismas, y esto les lleva a querer controlar las situaciones que viven y a las personas de su alrededor para rebajar así su propia inseguridad.

En resumen, podría decirse que cuando comienzas una relación así entras en una dinámica en la que se construye una desigualdad entre los dos. El poder solo favorece a uno y te sientes subestimado y apartado.

Es importante resaltar que los conflictos son habituales en cualquier relación y, si se canalizan adecuadamente, son una pieza fundamental que ayuda a avanzar y a fortalecerse. Pero en las relaciones tóxicas estos malentendidos son diferentes, ya que las desavenencias están caracterizadas por la insistencia constante y absoluta de uno de los dos por tener el control, y esto lleva a una discusión continua que termina por desgastar emocionalmente.

Una relación tóxica se establece entre:

Una persona manipuladora y otra susceptible a la culpabilidad, sensible y vulnerable, que sufre de dependencia afectiva y emocional. Suele tratarse de una persona que se vuelca con los demás y que no piensa en sí misma ni en sus propias necesidades.

Cuando dos individuos con estas personalidades tan distintas se conocen y comienzan una relación, se crea una especie de red dañina de la cual es muy difícil salir. Debemos tener presente que una persona tóxica controla a su pareja y los síntomas no son visibles ni necesariamente evidentes en sus actuaciones, sobre todo al principio de la relación.

Y, ¿por qué una persona continúa en una relación en la que sufre y se siente dañada a nivel emocional? ¿por qué soporta conductas negativas y, además, lucha por mantener viva la relación? Si esto te sucede y te estás haciendo estas preguntas, Evolma te aconseja que te pongas en manos de profesionales de la salud mental que te ayuden a poner límites y a quererte y valorarte como te mereces. Tener una buena autoestima es esencial para establecer vínculos sociales positivos y sanos, ya que si te conoces de verdad y te aceptas, sabes de primera mano lo que quieres en tu vida y no toleras actitudes incorrectas ni desproporcionadas que no te conducen a nada positivo. Cuando experimentas lo que supone estar en una relación saludable y bonita, te das cuenta que no merece la pena estar al lado de una persona que no te aporta estabilidad y felicidad y que, en cierta manera, te va anulando como persona.

¿Cómo se distingue una relación saludable?

En una relación sana, cada miembro cuida de su vida personal: sus aficiones, vida laboral, sus inquietudes culturales, amigos de toda la vida. Y tu pareja respeta estas facetas, e incluso se interesa por ellas porque sabe que para ti son relevantes.

“Una vida con sentido no depende más que de uno mismo” Regina Trénor.

Y si más adelante conoces a alguien y pasa a formar parte de tu vida, debe ser para estar mejor que antes. Si no es así, ¿de qué nos sirve tomar esa decisión? Solo nos complicaría la vida sin enriquecernos.

¿La buena noticia? Nadie puede hacerte infeliz. ¿La mala noticia? Nadie puede hacerte feliz.

Una buena relación es aquella que promueve tu desarrollo y crecimiento personal. Te da impulso y motivación para llevar a cabo proyectos pendientes, sueños y planes que deseas hacer. Con otras palabras: te anima a ser tu mejor versión.

¿Sientes que las personas de tu alrededor son positivas y agradables? ¿Te sientes relajado, sin exigencias, sin tensiones, sin miedos y con confianza? Si es así, significa que estás creando relaciones saludables y, probablemente, con un futuro prometedor.

Otra característica fundamental de una relación sana es que existe un reconocimiento mutuo entre ambos. Cuando te prestan atención en el día a día y te valoran. Escuchar y tratar de comprender al otro es primordial. Una relación está viva cuando todo encaja sin guiones preestablecidos, y evoluciona a través del apoyo diario y la predisposición.

Y…¿Cómo salir de una relación tóxica?

Sin duda, que una persona tome conciencia de que lo mejor es terminar con la relación tóxica que está viviendo no es nada fácil, aunque no le convenga seguir en ella.

Cuando no tengo los detalles ni el contexto en el que se produce esta situación, es difícil diagnosticar cuál es el problema concreto, pero un factor que puede favorecer que no sepas cómo zanjar el vínculo es la dependencia que puedes haber desarrollado durante el tiempo de relación hacia la otra persona. Se convierte en tu zona de confort, y aunque no sea positivo para ti, el vértigo que provoca la incertidumbre es tan fuerte que puede dejarte paralizado.

Otros aspectos que pueden reforzar esta circunstancia son la situación familiar, el miedo o la falta de recursos.

Las 4 claves para salir de una relación tóxica:

  • Si tras varios intentos y a pesar de poner en marcha diferentes herramientas, las cosas no han ido ya a mejor en tu relación, lo más probable es que no vayan a hacerlo nunca. Y si no eres feliz, no tienes por qué permanecer en ese bucle de tristeza y frustración. Mira dentro de ti con atención y sopesa qué es lo que necesitas para sentirte bien.
  • Rodéate de la gente que te quiere y pídeles su apoyo durante el proceso. Contar con el acompañamiento de tus allegados en un momento tan delicado como este supone fuerza y motivación, y te enseña nuevas perspectivas y puntos de vista.
  • Entiende y acepta que es normal que te sientas confuso. Es importante que no esperes a dejar de querer a la otra persona para dar el paso. Recuerda que el hecho de sentir amor no lo es todo y no necesariamente implica que seguir en esa relación sea bueno para ti. Priorízate y y piensa en tu paz mental. ¿Qué pesa más?
  • Cuida de tu salud emocional. Las relaciones tóxicas son conocidas por dejar secuelas psicológicas como la culpa, la confusión, el cansancio emocional o la vergüenza. Todas estas heridas requieren de tiempo y cariño para sanar, y es normal sentir que avanzamos muy lento. No te exijas demasiado. No es necesario correr sino progresar con firmeza.

Es imprescindible que, si te sientes identificado con esta lectura, busques el apoyo de un profesional de la salud mental, con el objetivo de que pueda ayudarte a gestionar esta situación a través de un espacio adecuado y que puedas dar los primeros pasos de la forma más segura posible.

Te aconsejo que escuches las señales que te envía tu cuerpo y tu mente. Trabaja para tener una buena autoestima y una vida personal rica. Una relación sana es aquella que te suma y no te resta. Una relación sana es aquella que te hace sentir más grande, escuchado, admirado, respetado, seguro y tranquilo.

¿Me cuentas tu experiencia?