La Navidad suele presentarse como un tiempo de celebración, alegría y unión familiar. Sin embargo, no todos la vivimos de la misma manera.
Para muchas personas, estas fechas traen consigo una mezcla de emociones: nostalgia, tristeza o incluso rechazo. Esta montaña rusa de emociones puede ser aún más intensa cuando se ha perdido a alguien querido.
¿Te viene a la mente alguna película que exprese estos sentimientos? Por ejemplo: Love actually, Solo en casa etc . Yo, sobre todo, pienso en El Grinch.
Creo que todos conocemos a este personaje que rechaza la Navidad. Pero su oposición no proviene de una aversión genuina a las luces o a los villancicos, sino de experiencias pasadas que lo hicieron sentir solo y excluido. Muchas veces, la relación que guardamos con la Navidad está profundamente influida por los recuerdos de la infancia que vivimos.
Si en tus primeros años esta época estuvo marcada por momentos de amor y calidez, es probable que la Navidad tenga para ti un sentido dulce y especial.
Por el contrario, si viviste soledad, conflictos familiares o situaciones difíciles, es normal que la Navidad te despierte emociones encontradas. Si, además, atraviesas un duelo, este sinsabor puede intensificarse y hacer que estas fechas resulten especialmente desafiantes.
Reconoce tus emociones y tus recuerdos
Es importante aceptar que los recuerdos de la infancia moldean nuestra percepción de estas fechas, pero también debemos saber que, como adultos, tenemos la capacidad de resignificarlos y utilizarlos como guía en nuestra vida actual.
Tal vez creciste en un hogar donde las fiestas no eran motivo de alegría, o quizás ahora, tras una pérdida, los momentos felices que viviste parecen un sueño inalcanzable.
Permítete explorar esos recuerdos sin juzgarlos. Y valida lo que sientes, ya sea tristeza, enojo o nostalgia Todos estos sentimientos te identifican como ser humano único y son parte natural de ti mismo al dejar atrás al niño y enfrentarte a lo que puede parecer la pérdida de la magia.
El duelo en Navidad
Así pues, simplemente el estar en Navidad, puede provocar una sensación de nostalgia y tristeza por el pasado que se fue y se llevó consigo nuestra infancia. Si además, en medio de tanta alegría, existe una ausencia desoladora, ya sea por la pérdida de un ser querido, el cese de una relación o por quedarse sin trabajo, puede incrementarse de forma marcada la melancolía y la añoranza.
Ante esta situación, las personas reaccionamos de diferente manera. Mientras algunos niegan la Navidad y evitan cualquier tipo de celebración, otros intentan hacer como si no hubiera pasado nada. En definitiva, en ambos casos lo que se intenta es no enfrentarse para no sufrir.
Pero, también es cierto que, incluso en medio del dolor, somos capaces de decidir el significado que queremos darle a estas fechas y cómo las vamos a vivir.
Cómo gestionar el duelo en Navidad
Aquí tienes algunas ideas que pueden ayudarte a enfrentarte al duelo que se origina el recordar y añorar la propia infancia. Con algunos matices más intensos, pueden contribuir a mejorar tu situación si se trata de un duelo causado por una pérdida exógena (ser querido, relación, laboral etc):
- Crea tus propios rituales: si los recuerdos de las Navidades pasadas te resultan dolorosos, intenta introducir pequeños cambios que se adapten a tu realidad actual: la decoración, otra comida o actividad. Quizás quieras dedicar un momento para encender una vela en honor a quien has perdido o escribirle una carta. Busca disfrutar de aquellas cosas que te aporten calma y conexión.
- Redefine tus tradiciones: no tienen por qué mantenerse todas. Si algo te genera más estrés que bienestar, está bien dejarlo ir. Prioriza lo que te haga sentir bien, aunque sea completamente diferente.
- Rodéate de personas que sumen: ¡La famosa frase de la familia que uno elije!. Piensa en las personas que pueden ayudarte durante estas fechas, ya sea familia, amigos o incluso un grupo de apoyo. Busca momentos de conexión auténtica y evita, de forma respetuosa, la presión de cumplir con expectativas sociales si no te sientes preparado.
Las pequeñas cosas y detalles, son lo importante:
A veces, las expectativas asociadas con la Navidad pueden hacernos sentir que necesitamos estar felices y agradecidos todo el tiempo. Esto es especialmente difícil cuando se está atravesando un duelo.
Es importante buscar refugio en los pequeños momentos: una conversación cálida, una canción que te guste, o incluso el simple acto de cuidar de ti mismo.
Tal vez descubras que la esencia de estas fechas no está en los grandes gestos, sino en los pequeños destellos de humanidad y amor que aparecen cuando menos los esperas.
Reconecta con la Navidad desde tu presente
Aunque los recuerdos de la infancia y el duelo presente puedan pesar, la Navidad también puede ser una oportunidad para reconectar contigo mismo y resignificar lo que estas fechas representan.
No se trata de olvidar ni de forzar la alegría, sino de permitirte experimentar la Navidad de una forma que sea auténtica para ti.
Escucha tus necesidades y respétalas. Si este año sientes que no te hacen falta “planazos”, o te apetece hacer cosas diferentes a las que hacías antes o, incluso, quieres dejar pasar la fecha sin grandes celebraciones, pues…. hazlo así.
En definitiva, la Navidad es tuya y tienes la libertad de vivirla a tu manera.
¡Feliz Navidad!
La Navidad es una época de villancicos y brillo de espumillón, pero puede ser un momento muy difícil para aquellos que están nostálgicos, solos, o han sufrido alguna pérdida personal o material importante. El camino puede parecer oscuro en estas fechas, pero es posible encontrar pequeños rayos de luz que sirven de guía. Puede ser un buen comienzo practicar la gratitud con las personas que nos rodean y disfrutar de nuestro hogar.
¡Un abrazo!