¿Sientes que eres demasiado autoexigente? ¿En qué aspecto de tu vida lo detectas?
La autoexigencia forma parte de nuestra personalidad. Es la actitud con que nos marcamos retos y los enfrentamos. Se relaciona con el nivel de responsabilidad y compromiso con uno mismo.
Pero, a veces, una autoexigencia extrema puede ser un detonante negativo y destructivo, que frena el desarrollo de la persona.
Autoexigencia
La autoexigencia, en cierto modo, determina nuestra capacidad de lucha y de esfuerzo por conseguir los objetivos vitales.
Así pues, una dosis adecuada de autoexigencia es indispensable para crecer como personas, ya que ayuda a identificar si cometemos un error y proporciona la actitud para resolverlo de la mejor manera posible. En Psicología se denomina autoexigencia adaptativa o constructiva.
El problema surge cuando su nivel no es el apropiado para cada persona. Si eres una persona demasiado exigente y autocrítica y quieres dar siempre lo máximo, sin considerar tus capacidades reales, posiblemente nunca estarás satisfecha contigo misma y esto generará frustración y ansiedad. Por el contrario, si tu nivel de autoexigencia es bajo, existirá una inclinación hacia el conformismo, sin concebir la posibilidad de superación, lo que también causa infelicidad. Ambos extremos son catalogados por la Psicología como autoexigencia desadaptativa o destructiva.
Por ello, es importante que, en cada esfera de tu vida, establezcas siempre objetivos realistas, que puedas cumplir para seguir avanzando en el ámbito laboral, social, familiar de una forma responsable y equilibrada.
Una adecuado nivel de autoexigencia conduce a una conducta constructiva y adaptativa.
¿Por qué las personas se autoexigen?
La autoexigencia es imprescindible para nuestro crecimiento personal. Nos empuja a buscar, mejorar y evolucionar. Es básica para lograr metas y vencer obstáculos y llegar así a ser la mejor versión posible de uno mismo. Aceptar los fallos y aprender de ellos es indicativo de un buen nivel de autocrítica, autoconocimiento y autoexigencia.
No obstante, debemos ser realistas y conscientes de nuestras propias capacidades, aceptando que hay cosas que podremos mejorar y otras que no, sin que esto nos haga sentir decepcionados o fracasados.
Como psicóloga creo que una dosis moderada de autoexigencia es importante para poder superar y avanzar en aspectos de la vida que quieres cambiar. Pero, no es así con sus valores extremos ya que:
Si eres una persona con un nivel de autoexigencia bajo, es muy probable que tiendas hacia el conformismo, sin concebir la posibilidad de superación, lo que conduce a desmotivación e infelicidad.
Por el contrario, si eres demasiado exigente y autocrítica y quieres dar siempre lo máximo, sin considerar tus capacidades reales, posiblemente nunca estarás satisfecha contigo misma y esto generará pensamientos negativos recurrentes, acompañados por sensaciones de frustración y cierta ansiedad.
¡Qué importantes son los objetivos! ¿Quién no desea mejorar o cambiar aquello que no le gusta?
Pero…cuando nos marcamos metas y nuevas aspiraciones debemos ser capaces de poder relativizar las emociones si no conseguimos alcanzar el objetivo propuesto. Yo soy la primera que tiendo a marcarme objetivos muy ambiciosos que muchas veces no puedo alcanzar, ¿a ti también te ocurre?
5 señales que indican que eres muy autoexigente:
- Perfeccionismo: Tiendes a obsesionarte por mantener siempre y, en todos los ámbitos, valores óptimos ideales sin permitirte un error. Asimismo, te diriges a ti con frases del tipo: “Debo…”, “Tengo que..”, “No puedo fallar”.
- Expectativas exageradas o poco realistas: Que no puedes cumplir y que te ocasionan sensación de culpabilidad si no consigues alcanzarlas.
- Autocrítica tóxica: Una persona extremadamente autoexigente es probable que se dirija a sí misma en todo momento en un lenguaje negativo y desagradable que destaca únicamente los errores y menosprecia los logros. Este diálogo negativo daña la autoestima y produce ansiedad y frustración, lo cual te bloquea a la hora de luchar por tus metas.
- Marcar objetivos en función de las expectativas ajenas: ¿Cuántas veces hemos sobrevalorado la opinión de los demás y la hemos colocado por encima de la nuestra? La autoexigencia puede jugarnos una mala pasada y conectar con el deseo de intentar contentar y agradar a los otros.
- Autoestima dependiente de los logros alcanzados: Si eres muy autoexigente, forjarás tu autoestima en las metas alcanzadas, sin valorar el esfuerzo o el trabajo desempeñado.
Estas conductas son bastante perjudiciales, ya que te convierten en una persona insegura que solo se centra en el resultado final, olvidando la gran importancia del proceso (que es donde definimos y trabajamos diariamente nuestros valores).
Consejos para afrontar la autoexigencia excesiva
Establecer objetivos realistas y alcanzables: El consejo más valioso que te puedo dar es que aprendas a identificar y seleccionar lo que es verdaderamente importante para ti y que está dentro de tus posibilidades. Los objetivos inalcanzables, por excesivamente altos o extensos, pueden conducir a frustración e infelicidad.
Ejercita un diálogo interno autocompasivo: Veo frecuentemente en consulta que, cuando el nivel de autoexigencia es muy alto, si se comete un error la persona se siente frustrada y se rechaza. Acepta la posibilidad de fallar y, aunque te equivoques, dirígete a ti mismo con cariño y respeto. Busca alternativas de actuación para poder continuar.
Construye un plan de organización concreto y realista, en el que establezcas los pasos que vas a seguir para lograr tu cometido. Felicítate por cada pequeño éxito. Recuerda que cada paso cuenta, porque favorece el avance en tu camino.
Si te sientes identificado con todo lo que he desarrollado en el blog, es importante que entiendas que se trata de una conducta poco sana que puede interferir significativamente en tu calidad de vida.
Si cada error, por pequeño que sea, lo percibes como fracaso y esto te frustra de forma desmedida, pide ayuda profesional para así poder gestionar estas actitudes e incrementar tu bienestar vital.
¡Hasta pronto!