Esta pregunta ha sido, y todavía es, objeto de debate durante siglos.
Y es que la cuestión sobre la capacidad que tiene el ser humano para cambiar, es compleja y multifacética.
Y además…no podemos olvidar que el cambio forma parte de la vida misma, y es natural e inevitable.
¿Es posible que las personas cambien sus rasgos de personalidad, sus hábitos y su manera de ver el mundo, o estamos destinados a ser quienes somos desde el principio? En este artículo, exploraremos la ciencia detrás del cambio, los factores que lo impulsan y si realmente podemos convertirnos en nuevas versiones de nosotros mismos.
¿Te quedas hasta el final?
¿Qué entendemos por “cambio”?
El concepto de cambio puede ser interpretado de muchas maneras.
Puede referirse a aspectos externos de la persona, tales como hábitos, adquisición de nuevas habilidades etc. Así, el cambio está definido por el comportamiento aparente y conductas concretas.
Por otro lado, el enfoque puede ser más profundo al entender el cambio como una transformación interna: un cambio en la identidad o en cómo se percibe la persona a sí misma y a los demás.
Cambio de Comportamiento vs Cambio de Personalidad
Es importante diferenciar entre ambos cambios.
Un cambio de comportamiento podría ser, por ejemplo, dejar de fumar, aprender a manejar el estrés o adoptar una rutina de ejercicio. Estas condiciones son observables y suelen estar relacionados con acciones específicas que se pueden medir.
Pero, un cambio de rasgos de la personalidad implica una transformación interna y profunda, que afecta a la propia identidad, a la percepción de uno mismo y de los demás y que induce a un cambio generalizado del proceder de una persona.
La personalidad es un constructo que incluye múltiples características, tales como la introversión o extroversión, la estabilidad emocional, la apertura a nuevas experiencias etc., que determina la actuación de las personas en su totalidad.
¿Es posible cambiar rasgos de la personalidad?
Antes de leer el siguiente contenido, ¿Qué opinión tienes? ¿Qué dice tu experiencia?
Desde una perspectiva psicológica, la personalidad tiende a ser estable a lo largo del tiempo. Las características de la personalidad, según la teoría de los “Cinco Grandes Rasgos” de Goldberg (apertura a la experiencia, responsabilidad, extroversión, amabilidad y neuroticismo), se consolidan en la adultez temprana y permanecen relativamente constantes.
Sin embargo, investigaciones recientes han demostrado que, ciertos aspectos de la misma, pueden cambiar, especialmente cuando las personas están motivadas para ello.
Por ejemplo, un estudio longitudinal del Journal of Personality and Social Psychology encontró que las personas pueden volverse más responsables y emocionalmente estables con el tiempo, especialmente cuando enfrentan situaciones significativas como una nueva relación, el nacimiento de un hijo o un cambio de carrera.
Los 3 factores que impulsan el cambio
El cambio, sea de comportamiento o de personalidad, no aparece de la nada. Existen tres factores principales que pueden facilitarlo o impedirlo.
Experiencias vitales
Los grandes eventos que suceden en la vida, tanto positivos como negativos, pueden desencadenar cambios profundos en la manera como una persona ve el mundo y se comporta.
Las experiencias traumáticas, como la pérdida de un ser querido, una enfermedad grave o una ruptura importante, pueden llevar a una reevaluación de las prioridades y valores y fomentar el cambio.
De igual modo, las experiencias enriquecedoras, como viajes, logros personales o nuevas relaciones, pueden abrir la puerta a la instauración de cambios en nuestra vida.
Terapia y apoyo profesional
La psicoterapia y el coaching son herramientas poderosas para establecer los cambios necesarios para mejorar la salud mental y conseguir mayor una felicidad. Muchas personas buscan ayuda profesional cuando se enfrentan a patrones de comportamiento que desean modificar o cuando desean una transformación interna más profunda.
Terapias como la terapia Cognitivo-Conductual (TCC) están diseñadas para ayudarlas a cambiar su forma de pensar y, en consecuencia, sus acciones. La neuroplasticidad, o la capacidad del cerebro para reorganizarse y crear nuevas conexiones neuronales, respalda esta posibilidad de cambio.
Así pues, siendo el cambio inherente a la vida humana, si además se trabaja conscientemente en ello, hace que sea perfectamente posible conseguirlo.
Motivación interna
El deseo de cambiar, sin duda, es un factor clave y un formidable motor para evolucionar.
La motivación puede provenir del sentimiento de insatisfacción con el estado actual de las cosas o deberse a un profundo deseo de crecimiento personal.
Por supuesto, las personas que buscan activamente el cambio y están comprometidas con el proceso, tienden a tener más éxito en la transformación.
La famosa resistencia al cambio
Es, en cierto modo, una respuesta humana normal.
Muchas personas enfrentan una resistencia interna al cambio, incluso cuando saben que sería beneficioso para ellas. Esta resistencia puede estar vinculada al miedo a lo desconocido, a la comodidad de los patrones familiares o la falta de herramientas adecuadas para afrontar el proceso de cambio. ¡Y es que, salir de la zona de confort, aunque esté ubicada en el infierno, resulta difícil!
Aquí es donde el apoyo externo de un terapeuta o coach, puede marcar una gran diferencia en su bienestar y calidad de vida.
Y el cambio, ¿es siempre positivo?
Cuando hablamos de cambio, a menudo lo asociamos con mejorar, pero no todos los cambios son positivos. Las personas pueden desarrollar comportamientos o patrones destructivos como resultado de experiencias negativas. En estos casos, el cambio no necesariamente significa crecimiento o superación.
¿Las personas cambian de verdad?
Mi reflexión como psicóloga en Valencia:
La respuesta corta es sí, las personas pueden cambiar.
Sin embargo, este cambio no siempre es fácil, rápido o garantizado. Requiere de una combinación de factores, como la motivación interna, el apoyo externo y la disposición de enfrentar desafíos y momentos difíciles en el camino.
Lo que está claro es que el cambio es una parte esencial de la experiencia humana. Ya se trate de cambios pequeños en nuestro comportamiento diario o de grandes transformaciones en nuestra identidad, todos tenemos la capacidad de evolucionar. Como seres humanos, estamos en constante proceso de aprendizaje y crecimiento, y esa es una de nuestras mayores fortalezas porque nos ayuda a vivir escenarios diferentes, sentirnos plenos y disfrutar más y mejor de la vida.
“Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos” Eduardo Galeano