Antes de empezar… ¿Crees que todas tus relaciones sentimentales han sido repetidamente con el mismo tipo de persona?
¿Existe un patrón común para que te fijes y escojas siempre a un mismo estilo de hombre o mujer como pareja? Cuando conoces a alguien que te atrae es porque reúne características que, a tus ojos, lo hacen fascinante.
Entonces…¿acabas enamorándote siempre de un mismo perfil?
El pensamiento común es que todos cambiamos nuestras preferencias con el paso del tiempo. Seguro que, en algún momento, en una conversación con tus amigos, has oído una frase parecida a esta: “Mi pareja actual no tiene nada que ver con las anteriores”.
Sin embargo, es frecuente que existan parecidos entre una ex-pareja y tu pareja actual: valores, actitudes, objetivos vitales o proyectos. Porque, de algún modo, las personas tendemos a fijarnos y a enamorarnos de un prototipo específico.
Es muy frecuente que una persona que ha roto una relación de pareja insatisfactoria, inicie otra con un compañero/a muy similar al anterior. Aunque parezca increíble, esto lo veo mucho en consulta cuando una persona viene a terapia. La explicación es que existe un denominador común en todas las relaciones, ya que tendemos a fijar nuestra atención en características concretas que nos resultan atractivas y nos enamoramos de nuevo de un cliché similar a la expareja.
El problema surge cuando nuestro prototipo nos lleva a elegir personas con conductas tóxicas que nos hacen infelices. Es entonces cuando debemos replantearnos seriamente que nos ha llevado a tal elección y a adoptar las medidas oportunas para escoger a quien nos permita desarrollarnos con plenitud.
La inseguridad del niño, ¿afecta a las relaciones del adulto?
Cuando eres niño, desarrollas unas necesidades y una personalidad determinada a través de tus vivencias. En definitiva, se crea la forma de ser de cada uno. Y también, fruto de las experiencias vividas, construyes ciertos miedos que se pueden plasmar en las relaciones futuras.
Tus decisiones están basadas en lo aprendido mediante los vínculos establecidos con tus figuras de referencia, que te enseñan a cómo relacionarte con los demás.
Cuando te enamoras de alguien crees encontrar esa armonía contigo mismo y con lo aprendido, que es lo que hace que te sientas conectado con esa persona y feliz por haber encontrado ese reflejo de tus sentimientos. Y estás tan dichoso que puedes idealizarla y proyectarte tu mismo en ella con todas tus vivencias.
La química nos explicaría esta atracción sentimental por una mezcla de hormonas y neurotransmisores liberados en nuestro cerebro, pero ¿no pensáis que hay algo más que nos hace decidirnos por una u otra persona, contraviniendo en ocasiones lo que decíamos o lo que opinábamos? En el amor intervienen más factores y es la búsqueda de nuestro prototipo ideal uno de ellos, y quizás el más importante.
¿Estar con el mismo tipo de pareja te da seguridad?
Las personas tenemos ciertos gustos y preferencias y nos ofrece tranquilidad que nuestra pareja los comparta. Por el contrario, nos sentimos inseguros cuando conocemos a otras personas que no comparten nuestra identidad en costumbres, formas de pensar etc.
El ser humano generalmente siente miedo a lo desconocido y por eso se resiste a salir de su zona de confort, rodeándose de aquellas personas de su mismo estilo y no explorando otras diferentes que pueden resultar más enriquecedoras.
Como Psicóloga, me gustaría contarte algo acerca de tu maravilloso cerebro y es que siempre va a intentar que establezcas contacto con personas que son predecibles para ti, porque lo sucedido en el pasado presenta alguna semejanza con el presente.
Es frecuente que de adultos busquemos el mismo patrón de afecto que teníamos cuando éramos niños. Esto es lo que se denomina relación de apego. Si la relación fue bonita y afectuosa, buscas que tu pareja te proporcione la misma seguridad y afecto. Por el contrario, cuando el apego fue inflexible, severo u hostil y generó inseguridad y miedo, lo que se busca es una pareja que perpetúe estos estados a los que se está habituado y se generan relaciones conflictivas y tormentosas, donde abunda la desconfianza y la ansiedad.
Para gestionar la tendencia a atraer siempre a un tipo de pareja que no te hace bien, resulta clave que intentes conocerte bien y que dediques tiempo a analizar el origen de tus miedos e inseguridades.
¿Cómo puedes cambiar ese patrón de atracción hacia parejas inadecuadas para ti?
Estos son los 4 factores que puedes trabajar para cambiar la situación:
- Identifica tus miedos y trata de expresarlos.
- Compara las relaciones que has tenido: ¿Cuáles han sido los problemas que has vivido con tus parejas?
- Fomenta tu autoconocimiento, con el objetivo de saber con claridad qué es lo que buscas en una relación.
- Trabaja la confianza en ti mismo para valorarte más y aprender cuáles son tus límites.
Para terminar me gustaría lanzarte esta reflexión: ¿Qué es lo que esperas siempre de todas tus parejas? ¿Qué es lo que necesitas que la otra persona te aporte?
Hay que amar siendo libre: «Yo no te necesito, te prefiero, te elijo» Walter Riso.