¿Tienes miedo a la soledad? El miedo a quedarse solo es crucial en nuestra vida… ¡Cuántas veces ha condicionado nuestras relaciones y nos ha hecho crear vínculos que no nos llenan!
El ser humano es sociable por su esencia y necesita a otras personas para conseguir desarrollarse de forma plena. La soledad es un sentimiento que aparece cuando perdemos a alguien trascendental para nosotros (muerte, separación etc) o cuando percibimos que no somos importantes para nadie y que somos prescindibles porque no formamos parte de sus vidas. Este sentimiento nos llena de tristeza y, además, tiene consecuencias negativas sobre la salud, psicológica y física pues disminuye la inmunidad.
Es importante destacar que, no es lo mismo estar solo que sentirse solo. Estar solo, no es más que no tener compañía, en cambio sentirse solo, implica tristeza por la sensación de no pertenecer a nadie, de ser prescindible.
Así pues, existe una soledad deseada que puede proporcionar felicidad y crecimiento a las personas que la disfrutan y la valoran. Pero, la realidad es que la ausencia de compañía, sobre todo durante un largo tiempo, genera angustia y vacío y se trata de una soledad no deseada.
Dependencia y soledad
Es normal que queramos compartir nuestra vida con otras personas y rodearnos de gente que nos quiere. El problema surge cuando el deseo de pasar tiempo con otras personas se convierte en dependencia. Cuando dependes de alguien, solo puedes ser feliz cuando estás a su lado y no toleras ni una mínima separación o ausencia, no creces sin su compañía, no desarrollas tu potencial….En resumen, te transformas en satélite del otro. Esto significa que no sabemos aceptar estar solos y que nos aterra la posibilidad de estarlo.
En la sociedad actual, con sus continuos mensajes de insatisfacción, debemos tener cuidado cuando nos invaden pensamientos como por ejemplo: ” Estoy en pareja y funciona con un vínculo muy sano y enriquecedor para los dos…¿Me estaré olvidando de mi mismo? ¡Ojo! Es compatible ser feliz en una relación y estar creciendo como persona a nivel individual.
Por último, resulta paradójico que, aunque vivimos en la era de la conexión tecnológica que nos mantiene siempre unidos, hay estudios que afirman que nunca en la historia ha habido tanta gente que dice sentirse sola. Tantas posibilidades deberían ayudar a acercarse a las personas…¿no crees?
Factores que influyen en el miedo a la soledad
Las personas mantenemos relaciones no enriquecedoras por miedo a la soledad debido a diversas causas. Una de ellas sería el temor a la pérdida y al abandono. Otra, el no querer reconocer que hemos fracasado y que nuestra relación no funciona. Por último, también podemos sentir temor a que la sociedad nos etiquete como bichos raros solitarios. Todo esto explica el arraigo en nuestra sociedad de frases como: “Más vale malo conocido que…”.
Entre los principales factores predisponentes o desencadenantes del miedo a la soledad destacan:
- La educación recibida durante la niñez nos marca y determina la imagen que deseamos de nosotros mismos. En este sentido, lo más común es que se nos oriente hacia una vida siempre acompañados (pareja, familia, amigos etc). Si no conseguimos estas relaciones sentimos angustia por no habernos realizado como personas.
- La presión social: El estigma social marca a las personas, especialmente a las mujeres, que se queda sin pareja ni hijos y puede ser un desencadenante para aceptar cualquier relación con tal de formar una familia.
- La baja autoestima: Las personas con una autoestima muy baja creen que no aportan ningún valor a las relaciones y temen ser abandonadas por esta razón.
- El perfeccionismo y las altas expectativas amorosas (amor romántico): Sucede en personas que marcan unos parámetros amorosos inalcanzables, lo que hace que les resulte imposible encontrar a esa persona soñada, provocando un sentimiento de angustia y miedo. Asimismo, considerar que el amor de pareja es lo único importante, el núcleo de su vida, puede causarles un gran temor si no surge ese “príncipe o princesa”.
- La pérdida de los iguales socioculturales: Por ejemplo, en emigrantes que sufren un cambio importante por inmersión en una sociedad muy diferente. También se da en ancianos que ven cómo van desapareciendo los afectos de las personas de su generación (su pareja o sus amigos) y se van quedando solos en un entorno sociocultural que desconocen y con el que no se sienten identificados.
Así pues, el miedo a la soledad es un tema casi universal. Las personas podemos llegar a mantener relaciones que solo nos causan infelicidad, porque creemos que cualquier vínculo que preservemos es mejor que estar solos.
¿Conoces a personas que están juntas por el hecho de estar en una relación y no sentirse solos?
Estrategias para gestionar el miedo a la soledad
Lo principal es detectar esas creencias erróneas que te hacen sentir miedo a la soledad. No las aceptes porque sí. Intenta cuestionarlas.
Piensa que el miedo nos engaña y nos lleva por el camino que quiere. Por eso, cuando este miedo aparece, puede apartarte de lo que verdad deseas que sea tu vida.
Dedícate tiempo a ti mismo. Es imprescindible cuidarte y priorizar ese autocuidado.
Y recuerda a los demás: implícate personalmente en alguna tarea por pequeña que sea.
Pensar que estar solo es un fracaso es un error. Se tiende a creer que no vamos a poder ser felices en la vida si no tenemos a alguien a nuestro lado y eso no es necesariamente cierto. Las personas tenemos muchas facetas que nos pueden hacer grandes y dichosos.
Como psicóloga recomiendo que analices todos estos mitos para poder sustituirlos por ideas más realistas y útiles. También, es interesante reflexionar sobre nuestros miedos y poder darles un sentido, con el objetivo de poder afrontarlos con éxito.
Y tú, ¿te sientes identificado con alguno de estos miedos a la soledad?