Qué es el hambre emocional y por qué se produce

Las emociones y la alimentación van de la mano en muchas ocasiones. Me gustaría contarte por qué. ¿Me acompañas?

¿Qué son las emociones?

Las emociones son respuestas psicofisiológicas (de la mente y del cuerpo) que tenemos las personas como respuesta a estímulos internos de las propias vivencias, o externos de aquello que sucede en el entorno y nos influye.

No existen emociones buenas o malas, simplemente sentimos y respondemos a ello cuando algo ocurre en nuestro interior o exterior.

¿Por qué relacionamos la alimentación con las emociones?

La alimentación, muchas veces, está ligada a nuestras emociones porque pensamos que es lo único que podemos controlar.

Por ejemplo: la bollería que comes al llegar del trabajo porque “te lo mereces” o la tarrina de helado que tomas un día porque te sientes triste. En esto consiste comer de forma emocional. Es la relación que desarrolla una persona con los alimentos con el objetivo de sentirse mejor, más allá de cubrir la sensación fisiológica de hambre.

Tenemos que tener un factor presente y es que la sociedad española está acostumbrada a celebrar, reunirse o llevar a cabo cualquier evento en general utilizando la comida como medio. Esto no podemos evitarlo.

La comida acaba siendo la protagonista de muchas de nuestras reuniones. Por eso, “es normal” que termines queriendo comer cuando te pase algo, ya sea bueno o malo.

El problema aparece cuando te sientes ansioso, nervioso o preocupado y piensas que lo único que puedes manejar es la comida porque es muy accesible y decides coger algo que te gusta. Es el momento en el que confundes ese sentimiento con hambre, y terminas comiendo más cantidad de la que necesitas.

Con otras palabras: el hambre emocional surge cuando cubrimos con alimentos la sensación de vacío que sentimos en algunos momentos de nuestra vida. Es decir, cuando nos encontramos sobrepasados por una situación concreta de nuestra vida (laboral, familiar, amorosa etc) y automáticamente ingerimos alimentos para suplir esa carencia que sentimos.

Hambre Emocional

 

¿Cuáles son los alimentos que nos hacen sentir bien?

Azúcar, grasas, dulces, chocolate, etc. Cuando comes este tipo de alimentos porque no te sientes bien, el comportamiento habitual es comer con ansiedad. El hecho de ingerir estos alimentos tan rápido sin ser consciente de la cantidad y sin poderlos disfrutar, acaba afectándote mucho más.

Es importante destacar que el hambre emocional no se completa ni desaparece con ningún alimento. Comes y te sientes bien en el momento pero los sentimientos sin resolver seguirán ahí al terminar de comer.

E incluso, estos sentimientos pueden ir a peor al terminar. ¿Por qué se agrava la situación? Por las calorías extra que se consumen. Sientes culpa, arrepentimiento, y poca fuerza de voluntad.

En nuestra consulta del Centro de Valencia aprendemos maneras más saludables de lidiar con nuestras emociones, a través de estrategias y recursos útiles y eficaces. Te enseñamos a crear nuevos hábitos para que, poco a poco, dejes de recurrir a la comida cuando no te encuentres en un buen momento a nivel emocional.

3 causas principales que provocan el hambre emocional

  1. Cualquier sentimiento que queramos evitar a toda costa podría acabar en comer demasiado. Mediante la alimentación emocional, ese sentimiento desaparece por un rato. A veces, sabemos que nos vamos a sentir culpables pero en ese momento eso no nos importa porque tenemos el foco en la comida, al menos por unos minutos.
  2. Muchos científicos llaman al intestino el “segundo cerebro” porque tiene una variedad de funciones nerviosas y hormonas que afectan a nuestro cuerpo y a lo que siente. Cuando estamos nerviosos, se nos puede “cerrar” o ” abrir” el estómago, y si estamos felices nos apetece comer más.  Esto ocurre porque en el intestino hay muchísimas neuronas que afectan a nuestro apetito y también a la digestión.
  3. Si eres una persona que va de dieta en dieta probablemente seas propensa a comer demasiado o, al menos, más de lo que necesitas. Este perfil de persona suele ser más vulnerable a sentimientos negativos. Para poder escapar de estos sentimientos, busca estímulos como los alimentos. Es un camino rápido, accesible y resulta efectivo, pero recuerda que solo es a corto plazo.

Cuando identificamos lo que nos está pasando, no siempre actuamos como nos gustaría pero el hecho de detectar el problema ya es un paso adelante en el camino. No te juzgues, poco a poco irás reconociendo y haciendo pequeños cambios en tu día a día y entendiendo qué es lo que podrías hacer para mejorar.

En Evolma, trabajamos ese reconocimiento del problema, haciendo especial hincapié en el autoconocimiento y favoreciendo que puedas comprender por qué te pasa esto y cuál es el origen. Te guiamos para que aprendas a escuchar lo que tu cuerpo quiere transmitirte y sepas cómo afrontarlo.

La terapia con un psicólogo es una herramienta muy apropiada para gestionar este tema. Acude a profesionales cuando sientas que estás desbordado y mejora tu calidad de vida.

Invertir en ayuda profesional es sinónimo de salud y bienestar. ¡No te olvides de ti!